' A finales de marzo, en uno de los días más aburridos del confinamiento, recibí una llamada de mi abuela Lena diciéndome que tenía una idea para ayudarme a distraerme. Me ofreció un gran maletín negro, con todos sus útiles de pintura, lleno de paletas de pasteles secos. Empecé a pintar y en cierto momento, miré el piso de mi casa, donde había puesto los cuadros y pensé que eran todos de mujeres, de piel oscura, aretes grandes. Mujeres exóticas, mujeres mestizas. Más tarde, mi abuelo Carlos me sugirió que hiciera el envoltorio de los cuadros. Vino a una entrevista y lo contrataron, pasando a contrato efectivo directo.​ Desde pequeña siempre me gustó pintar con mi abuela, ella me empujó mucho en ese sentido. Nunca tuve formación en esta área, pero me gusta pensar que terminé heredando un estilo familiar, que también vino del otro lado, el del padre, por culpa del abuelo Francisco. Catalán de gema con una increíble habilidad para el dibujo. '

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-María Casas

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